Señoras y señores, saquemos pañuelos blancos y agitémoslos al son de nuestros sollozos. Estamos en el andén del calendario. Se nos va un año y tocan las molestas despedidas, tales como: beber creyendo que nuestro hígado es el filtro del secarropa (lo limpiamos cada dos días y como nuevo), comer dulces como si la celulitis estuviera de moda, y saludar a viejos amigos y parientes lejanos como si realmente los extrañáramos. Todo porque estamos esperando al acontecimiento más importante; mejor dicho, llega aquello que llevamos esperando un año… el 2008. Y como año tras año, a principios de Diciembre nos compramos el pack de alegría navideña, que dentro de poco vendrá con el nuevo Nokia Vodafone Limited Edition (Pu púm, es tu momento…). No sé muy bien por qué pero todos esperan con ilusión el nuevo año, como si cuando el reloj marcara las 00:01 del 1 de Enero el mundo cambiara y se volviera un paraíso terrenal. Sinceramente no entiendo estas épocas, aunque soy uno más de este empalagoso sentimiento social.
El 2007 era un año que prometía mucho, se fue de bocas como todos y ahí está, agonizando con sus más y sus menos. Empezó malito el pobre, un mal comienzo; después fue tomando fuerza hasta que llegó a ser uno de esos años para recordar, pero en estos últimos días se ha pinchado. Aún así, un gran año, con sus 365 días y sus 12 meses.
No, no hagáis como si el 2007 os importara, ya solo sabéis hablar de las típicas promesas para el 2008, que si las comparas con las que hicimos en el 98 solo cambia el papel en las que están escritas. Conclusión, por qué nos hace tanta ilusión este momento, que al fin y al cabo, es una vez por año !!!???... la gente tendría que esperar con más ilusión las Paraolimpíadas que son cada cuatro, o incluso el cambio de gobierno en Cuba a plazo indefinido. Pero no; seguimos cada año perdiendo los nervios porque se acercan las fechas dulzonas. Admiro a aquellos que siguen creyendo que el 1 de Enero existe la magia y el resto del año son unos escépticos.
Después de escribir mi carta a los reyes, le mandé una carta al gobierno que para el caso es lo mismo. Les propuse un país multi-navideño, es decir, crear a lo largo de un año, varias navidades, y así la gente dejaría de estar tan estresada y tan pesimista; incluso podrían ir parte de las ganancias del monopolio de El Corte Inglés a las arcas del Estado. Que gran idea, aunque se me truncó cuando recibí la contestación que decía: “Querido ciudadano del territorio español, igual que te rompieron el corazón cuando te dijeron que los reyes no existen (todos menos uno), le rompimos el corazón a tu papá cuando le dijimos que el Estado existe, y por tanto los impuestos. ¿Quieres más solidaridad que la de compartir penas con un padre?... Sé bueno, y estas navidades pídele poco a los reyes y menos al Gobierno”.
Aún así, seguid siendo felices que aunque tengamos un país mono-navideño siempre nos quedará la ilusión de que el próximo año todo será mejor.
Feliz Navidad, y que el 2008 sea como el 2007 pero con Olimpíadas :D
24 diciembre 2007
Feliz... y Próspero...
Creado y tecleado por "Aquel chico..." a las 17:13:00
08 diciembre 2007
Dos años
- Tengo mala memoria, no suelo recordar cumpleaños y estoy cansado de oír siempre el típico: -“¿no te olvidas de algo?”- (sonrisa)… Sin embargo, hay ciertos días que jamás olvidaré. Me olvido de la realidad, me olvido de mis sueños; pero no me olvido del olvido. Vivo del recuerdo que algunas personas necesitan borrar para vivir. Lo que a algunos mata, a mi me hace más fuerte. Me come por dentro para alimentarme por fuera.
Hace tiempo rezo a un Dios que no reza por mí. Tiempo, que al subir por mi calle siento como un escalofrío atrofia mi sentido de la amargura. Mi calle, ahora más larga que nunca, se hunde sobre la casa número 8. Jugaba en un equipo de basket, y tuve la gran suerte de llevar el número 8 a mi espalda. El número 8, lo veo en todas partes. Se esconde por miedo a que lo borre de mi lista de números favoritos, pero sigo buscándolo.
Un día, la brújula de Dios se desorientó, perdió el norte, giraba sin sentido. El 8 cambió de significado. El número 8 de la casa de mis vecinos, el 8 que sudaba cada domingo, el 8 feliz de mi vida. Una llamada, desconcierto… el eco de la voz entrecortada de mi madre y los sollozos posteriores, son algo que sentiré siempre que vea un 8. Cómo se puede llegar a destrozar una familia, cómo se puede llegar a sentir tanta frustración, cómo se puede uno ahogar por un nudo en la garganta, cómo se puede perder el sentido de la vida, cómo se puede repetir tantas veces la palabra injusticia… y otras miles y miles de preguntas que me hago al ver el horrible número 8.
Ahora sí, te pongo como la mano que escribe estas palabras. Te mereces la solemnidad que tu muerte no supo darte, te mereces la vida que perdiste, te mereces a ti mismo.
Javi, el día 8 de Diciembre de 2005 te fuiste. Dos años. Dos años larguísimos. Jamás pensé que sería tan duro escribirte. Te juro, que a día de hoy me sigo poniendo de vez en cuando la camiseta con el número 8 en la espalda. Siento tanto peso sobre mí, el peso del sufrimiento de los tuyos, el peso de tu vida. Ese maldito 8 me quema la espalda, pero al ver tu foto abrazado a mí que preside mi habitación; más que nunca quiero que arda esa camiseta en mi piel. El 8 de mi camiseta, el 8 de la casa de tus padres, Javi. Sé que me lees, tendrás internet donde quiera que estés, siempre te encantaron los ordenadores. Por eso hoy, en tu día, quería decirte lo mucho que te extrañamos… Mi hermano abre a menudo el cajón donde guarda toda tu ropa, y es sólo el olor de tus camisetas lo que hace que corra hacia mi cama a llorar tu ausencia. Veo a tu hermano todos los días, me sigo llevando tan bien como siempre con él, y no puedo remediar ver tu cara reflejada en sus pupilas melancólicas. No puedo seguir escribiendo hasta que seque las lágrimas que inundan el teclado sobre el que escribo. Me cuesta tanto escribirte esto, que muchas veces me planteo seguir escribiendo. Sin embargo, seguiré adelante, es lo mínimo que te mereces, aunque sé que no tengo el valor suficiente todavía de visitar tu tumba, te juro que lo haré.
Has unido a tu familia más que nunca, has hecho que cada vez que vea tu coche piense en ti, has hecho cosas que sólo tú puedes hacer. Quiero hablar también en nombre de mi hermano, seguramente sienta tu ausencia más que yo, y sólo de pensarlo me doy cuenta de lo fuerte que es. También de las heridas que tenemos en el labio al mordernos cuando esta puta vida no enseña su peor cara.
Javi, hoy es tu día, hoy te sentimos más cerca que nunca. Espero que el silencio diga todo lo que yo, mi familia, tu familia y todos los que te conocimos, no sabemos decir… Porque un 8 de Diciembre de 2005 supe lo que es querer a un amigo...
Descansa en paz con todos los que se fueron sin irse...
Creado y tecleado por "Aquel chico..." a las 14:02:00
29 noviembre 2007
Ganas de olvidarte
Las despedidas siempre son pasajeras
y no por ello, marco la excepción
podría cantarte baladas o rancheras
pero prefiero musitar una oración.
Soy yo el que ahora te da las gracias
por las palabras llenas de orgullo y de falacias
por los meses que perdí a tu lado
creyendo que estaba libre cuando estaba encerrado.
Son estos versos los que componen mi oración
los mismos que sonaran en la fecha de mi defunción
ahora que la vida me sonríe, le veo los dientes
aunque muy desagradable, al menos no me miente.
Te veo y sé que siempre he querido acabar con esto
beberme el olvido hasta ahogarme en el regazo de mi madre
conseguí olvidarte a base de hacer lo que más detesto
lo bueno llegó sin ti, y hoy no hay perro que me ladre.
Creado y tecleado por "Aquel chico..." a las 19:46:00
09 octubre 2007
Equilibrio
Qué complicado se me hace escribir últimamente. De una forma tan rara como sutil, me encuentro en un punto al que jamás había llegado, por lo menos, de forma consciente. Por primera vez en mi vida, puedo decir que estoy en una especie de equilibrio. Un equilibrio que llevo buscando años, fracasando de forma consecutiva, y de repente me lo he encontrado doblando la esquina. Estoy feliz, conforme con mi vida, alegre con lo que me rodea. Aunque, no nos equivoquemos, tengo lastres que tiren por los suelos este sentimiento, pero como dije con anterioridad, quién puede vivir sin sufrimiento ? Aún así, es mínimo. La parte positiva contrarresta de forma tan heterogénea la parte negativa de una visión total. Pocas veces vais a leerme un argumento optimista, alegre y agradecido; y es por eso por lo que se me rompen los esquemas con los que escribo. Estoy perdido en este texto, no me encuentro todavía, jamás pensé que llegaría a escribir estas palabras, pero me dejo llevar. Sabed perdonarme la falta de calidad del texto, es sencillo y cómodo, simplemente expreso mi sentimiento sin florituras ni adornos, no porque no quiera, sino porque no sé.
Aquellos que quieran leer al chico de siempre no os preocupéis, no será larga la espera, he aprendido a vivir de los fracasos, de las derrotas y de los abandonos. Sé que será efímera esta dulzura sentimental, sé que el precio de ser feliz es elevado, y todavía no he pagado por ello. Permitidme disfrutarlo mientras dure, y justificareis mi ausencia como autor del blog.
Bendito este equilibrio, bendito este don, bendito…
Creado y tecleado por "Aquel chico..." a las 18:47:00
21 septiembre 2007
El hombre de Otoño
Miseria. Suspense. Debacle. Desdicha… Vuelan las hojas de la estación marchita a mi alrededor. Los niños ya sólo colorean con los lápices de color marrón y gris… Tiempos de frio se acercan sigilosamente para llevarse lo que llevan buscando hace ya muchos otoños. Yo, impregnado de irregularidad, estaba nervioso por el encuentro inminente; le espero sentado en el mismo lugar donde le he esperado año tras año. Los árboles que me rodean se rinden al azote del viento y dejan caer sus brazos, las nubes en la confusión del tumulto, bajan a ver qué sucede...
Un señor poco llamativo, aunque de aspecto dudoso, sale entre la bruma dejando de tras de él una estela pomposa de misterio. Me asusté, pero inmediatamente reconocí el perfil del sombrero que llevaba puesto, tan perfectamente calzado en su cabeza que parecía una prolongación de él mismo. Él, muy educado como siempre, me pide permiso y se sienta a mi lado después de recibir mi aceptación. Me ofrece un cigarrillo, el cuál rechazo –la conversación va para largo- mientras deja caer la mirada al suelo. Nos quedamos sentados en un silencio cómodo, signo de ser viejos conocidos, viendo siluetas perdidas en la inmensidad del suburbio. Sentía que la primera palabra iba a salir de su boca pero sale la mía al mismo tiempo, formado una única palabra al unísono. No entendemos ninguna de las dos, nos volvemos a enmudecer. El humo de su cigarro se pierde en el velo de inseguridad que me envuelve, se fusiona con las nubes que no me permiten ver la salida, la puerta de atrás.
Finalmente, apoya su mano sobre mi hombro y al oído me sentencia: “Lo siento, llegó la hora…”. Shock. Nudo en la garganta. Pulso enloquecido. Pupilas dilatadas. Una vez más, como si de un ciclo se tratara, oí el silencio que quise mantener mudo por mucho tiempo, el silencio interior que a gritos me decía el por qué de nuestro encuentro no casual. Pensé que era el fin, estaba en una situación de “stand by” por lo que el hombre del sombrero había pronunciado; por aquella frase que soltó pensando que ya la tenía asumida, que ya estaba concientizado de ello, que no había vuelta atrás… -“No me hagás esto, me lo llevás haciendo año tras año desde que tengo uso de razón… ¿por qué sos tan injusto? ¿Por qué siempre crees que llevás la verdad por delante, por qué sos tan orgulloso, arrogante e insolente; pero al mismo tiempo te aprecio tanto?”- Dije apresurado. Inmediatamente sueltó una carcajada con desparpajo. Movía los hombros al son de su risa, para hacerme entender el énfasis con el que suelta el alarido. Se quita el sombrero en señal de cansancio, y continuamos con nuestra conversación.
El diálogo sigue el curso de lo previsto, un monólogo dual de horas y horas que se consumen al ritmo de su cigarrillo. Todo llega a su fin y parecía que el encuentro también. Sin embargo, mi cuerpo, ya a la deriva por el oleaje de sus palabras, le increpó con esa fe estúpida que tenemos los seres humanos en las situaciones más críticas: “¿Algún día vas a volver?” – Cuestioné. La figura errante me contestó al mismo tiempo que se rascaba la barba de su sabiduría “Tiempo al tiempo joven aprendiz, no quieras aprender tan rápido. Que si estás sufriendo por hacer honor a mi nombre, sabés que acá sólo hay un culpable, y ése… sos vos”. Me di cuenta, al instante, de lo que me quiso decir. Sobraron las palabras…
-“Por lo menos dejáme algo, se que la culpa es mía pero yo también soy orgulloso y tentativo. Pinta un otoño muy crudo en el que va a reinar la soledad. Lo sé, he pasado antes por esto”- Supliqué. Se quedó recapacitando unos momentos la resolución de todo cuanto sucedió… y finalmente con voz ronca respondió: “Espero no volver a verte pronto, nos reunimos demasiado a menudo. Y lo peor de todo, es que esto no te beneficia, siempre acaba en tragedia”. Percibí un tacto a desconcierto en el aire húmedo. Me desorienté. Creí por un momento que estaba hablando con la persona equivocada, no entendía esa respuesta… ¿con quién estaba hablando? (Nadie me comentó que segundos más tarde entendería todo). Un olor a derrota, un olor a miedo, un olor a desencuentro se dejó sentir.
Finalmente, y sin preguntarme, se sacó la bufanda que llevaba puesta. Una bufanda del color del atardecer, de un color tan especial como elegante; con perfume a él, con su fragancia a seriedad, a respeto. Y en forma de despedida dijo: “Te dejo esta bufanda, prenda indispensable en mi vestuario. Cuidála. A su tiempo sabrás para qué te la di, no pretendas saberlo ahora; ahora simplemente utilizála como prenda para pasar este otoño cruel…” – Con cuidado, como si de algo místico se tratara, la tomé en mis manos mientras observaba como aquel hombre, después de volver a calzarse el sombrero, con buen porte y pasos silenciosos, se alejaba por el mismo camino por el que había venido a mi encuentro.
Casi ya perdido en el espesor de la niebla, me di cuenta de un detalle que captó toda mi atención. Salí rápidamente detrás del hombre, gritando como un loco para decirle que se le había caído una tarjeta. Ya hablando en soliloquio (no escuché más que la voz de mi eco en las fachadas de los edificios), me agaché y levanté del suelo la tarjeta personal que ya no tenía dueño. Sentí la curiosidad de un niño pequeño de saber qué era o a quién pertenecía. Ahí concebí todo, entendí sobresaltado con quién había estado hablando. Me equivoqué. Inquietado leí, minuciosamente escrito, en aquella tarjeta la palabra “Desamor".
Ahora, angustiado, comprendo todo. Ahora y más que nunca, entiendo la razón que tenían cada una de sus palabras, entiendo por qué su bufanda me abrigó durante todo aquel otoño, y también por qué sentía que la bufanda me apretaba tanto el cuello que me ahogaba, me hundía, me asfixiaba. Lo único que me sigue desconcertando de la bufanda, (esa pieza perdida que hay en todos los puzzles) de esa bufanda larga color fuego; es el olor a desamor, pero también a amor… olor a esperanza.
Mientras colocaba la bufanda alrededor de mi cuello, como hice durante largo tiempo, leí el anverso de la tarjeta, que apuntaba: “el tiempo pone a todos en su lugar”. Y mientras recapacitaba sobre esa máxima, empieza un otoño más, cruel y solitario como todos los anteriores; sin embargo, esta vez no… No, esta vez no. No te espero sentado en el mismo lugar de siempre. Hoy no me busques porque no me encontrarás.
Creado y tecleado por "Aquel chico..." a las 17:05:00
20 septiembre 2007
Penas de Bandoneón
He de confesarlo, no resistí al llamar de la patria. Me pasé unos momentos medio infiltrado medio invitado por el vínculo que hay en nuestro blog al blog de “Encendida en Buenos Aires”. Me llamó tanto la atención el nombre que pensé, por qué no perder 5 minutos de mi vida, en ver un blog al que después le tendré que agradecer más de 5 minutos. Y una cosa llevó a la otra y aquí estoy (una de tantas), sentado delante de la pantalla, la cual parece que estos últimos días me entiende mejor que nunca. En el aire, música que derrocha calidad, “Pulso” de Bajo Fondo Tango Club, la misma que musita de fondo en el blog visitante.
Una amiga me propuso, ¿ por qué no escribes algo en argentino? Y al principio “no le di ni bola” pero después pensé en lo dulce y apasionante que podía ser la idea. Obviamente lo escrito pierde mucho, oralmente sería un gusto para todos aquellos que les gusta nuestro acento, más recalcado en mi caso, por tener un pasado porteño. Y así fue la sucesión de hechos, espero que les guste lo que sea que esté ensuciando estas páginas de internet.
[ Al mismo tiempo que mis pupilas, ya cansadas, se movían de izquierda a derecha empalagadas por el alto contenido emocional que tenían las palabras de aquel blog, mis oídos lloraban la pasión de un buen tango. Me trajo recuerdos de lo mejor y lo peor de mi patria, de mi país, todavía mi país. Vivo y no de otro modo agradezco el vivir en España, nuestra supuesta segunda patria, pero lo siento “gallegos” lo digo de alma, como el sentimiento Argentino pocos. Será por el orgullo, será por el ego, será…será, pero pintamos una bandera albiceleste con el azul del cielo y el blanco de las camisas de nuestro papás, los cuales un día fueron emigrantes. Calles empedradas por las que recorro durante mi paseo emocional, tantos dulces recuerdos, tantas ilusiones que se quedaron allá, tantos buenos amigos, tantos…. Aprovecho cada pequeño símbolo que hace referencia al mundo más allá del charco, para decirle a mi corazón: “ves, ves querido?!!, nunca dejés de mirar de donde viniste, porque sino, no sabrás nunca a dónde vas…” Y él baja la cabeza y me contesta resignado: “si estuvieras allá, no faltarían las noches sin las penas de bandoneón, las noches perdidas en las palabras del nuevo lunfardo, las noches en las que un buen paso de tango parte corazones, y el olor a despedida es irremediable…”.
Esos porteños, que soportan todo el peso de la historia, de una historia truncada, de fantasías de pendejos con mil sueños rotos, sueños que pasaron de llamarse Argentina a llamarse Europa. Sin embargo, es un estado de embriaguez hablar de “La Argentina”, y más concretamente de mi Buenos Aires querido… Del sentimiento de un buen pibe, al que nunca le importó la guita, el que siempre giraba las esquinas de una ciudad marchita por momentos, y sin embargo sonreía. Buenos Aires, una ciudad, la ciudad… esa ciudad que posee la cara feliz y la cara triste de un país en decadencia, el último resquicio de un alma que se pierde por sus calles, con el mejor tango de Caminito de fondo, o la cara de Gardel en San Telmo. No me quiero olvidar tampoco del olor ácido que me dejó la frustración de un pasado traicionero, un pasado que se repite en la historia de 38 millones de personas.
Vendería mi alma al diablo, y a precio muy barato, sólo porque personas como ustedes, entendiesen algún día el corazón desnudo de un argentino, vibración que a 14000 kilómetros no me impide y no me da pudor en defender a los míos siendo culpables de gran parte de nuestra crisis. Pero entiendan queridos lectores, que todo esto va más allá de una crisis económica, o de unos políticos corruptos; esto es mucho más que eso. Esto es… ser Argentino. ]
Y así acabó la noche, el diablo contento con mi alma, mientras toca el bandoneón perdido en algún rincón de mis recuerdos, las notas tristes caen al suelo, y yo las recojo una a una para componer mi pasado, mi historia en la patria que un día me lo dio todo y al siguiente me lo arrebató. No sólo se llevó mis pertenencias, también se llevó mi corazón, corazón más de allá que de acá, corazón Argentino.
Ahora te toca a vos, querido diablo, dame lo que aquel día me prometiste, hacéles entender lo que es un tango triste… muy triste.
Creado y tecleado por "Aquel chico..." a las 20:47:00
17 septiembre 2007
Mi reloj de arena
No pude más...me derrumbé. Después de darle tantas vueltas al reloj de arena, se me resbaló cayéndose al suelo. Los segundos se hacian eternos, había retado al tiempo. Los mil y un granos de arena que han guiado mi existencia ahora estaba desparramados por el suelo de mi habitación. Desesperado por lo torpe que había sido por no cuidar lo que más quería, mi tiempo, me arrodiyé ante él y dejé caer la única lagrima que me quedaba después de sangrar por todas las heridas de mi pasado, el cuál intenté dejar atras con la ayuda del reloj.
En aquel pequeño momento al que llamamos segundo, en el que mi lágrima desafiaba la ley de la gravedad, miré al techo intentando ver más allá, anhelaba ver el cielo en el cuál se suponía que estaban reunidos todos los que se fueron sin irse para mí, el dios en el cuál no creo, y aquello que nunca nos llegaremos a explicar. Una vez más, y no por eso de una forma más austera, de la comisura de mis labios humedos por el paso de la lágrima insolente, salió tímido pero con voz profunda el por qué que andaba buscando en el reloj de arena, el por qué que estuvo oculto durante toda mi vida, el por qué que ahora habia perdido al desparramar el tiempo...
Fue de ese modo, que al cerrar mis ojos frustrados, sufrí un lapsus, dejó de tener sentido la vida, y le perdí el miedo a la muerte, por eso os escribo hoy desde aquí, la meta de cualquier suicida, la línea que separa llantos de risas, el principio de un fin trágico. Sin embargo, el destino no correspondido por mi persona, juega conmigo a los dados. Él fue el culpable de seguir dándome esta voluntad para escribir letra por letra, frase tras frase... él, y nadie más que él, hizo que al abrir mis pupilas para ver el suelo de mi habitación, viese la preciosa flor que había crecido en la arena. La flor del pasado, del presente y del futuro, la flor de la vida. Y tan es así, que hasta el día de hoy sigo regando con lágrimas esa flor, porque mi vida es alegrías y tristezas, blanco y negro... me sorprendo al ver que nunca se marchita, el tiempo no pasa para ella.
Quizá y sólo mis papeles escritos lo saben, no fue el destino el que pintó esta situación, sino fue el reloj de arena de aquel chico al que el orgullo le hundió y por su humildad resurgió, el reloj de arena que noche sí y noche también duerme a mi lado recordando el día que desafié al tiempo... pero quién sabe ??
Creado y tecleado por "Aquel chico..." a las 19:46:00
15 septiembre 2007
El valor del Sufrimiento
¿ Por qué tememos al sufrimiento ? Es una buena pregunta, la gente se cree que la vida se basa, en minimizar y reducir al máximo los momentos de sufrimiento a lo largo de la vida, y no es acertado. La vida tiene momentos de alegrías y momentos de sufrimiento, y de esa lucha entre lo bueno y lo malo, entre lo alegre y lo triste, se basa el fundamento de nuestra vida. La vida sin sufrimiento no sería vida, la gente sin sufrimiento no serían seres humanos, el ser humano tiene que ser digno de ganarse su propio sufrimiento, es un trabajo vital, desde que nacemos hasta nuestro último adiós trabajamos en superar nuestro sufrimiento propio, nuestro calvario personal, que cada uno lleva a su medida.
A nosotros no nos ha tocado saber, nos ha tocado creer, y es en eso en lo que nos basamos cada uno desde su perspectiva sobre el fin del sufrimiento, en nuestras creencias, aunque no quita que aceptemos el sufrimiento como las mismas alegrías de la vida. Al ver llorar a alguien, normalmente lo captamos como un signo de debilidad, y no es para nada correcto, sino todo lo contrario, es un signo de valor, de coraje, de madurez personal, tan profundo que realmente nos damos cuenta, que lloramos para hacer frente al sufrimiento que tanto nos cuesta superar. Esas lágrimas que siempre quedan marcadas, son las lágrimas de la maduración, son las lágrimas con las que llenamos el vaso de valores personales, son las lágrimas con las que regamos la base de una moral firme cuya semilla plantaron nuestros padres en un pasado.
Quien diga que el sufrimiento es innecesario, no sabe lo que es llorar, y lo que es peor, quien diga que el sufrimiento es innecesario, no sabe lo que es la alegría, porque sin sufrimiento, no hay alegría verdadera...
Creado y tecleado por "Aquel chico..." a las 13:36:00
13 septiembre 2007
Take it easy
Por eso, me aventuro a mi propio descubrimiento de Las Indias, mi horizonte, mi fin, mi objetivo, mi principio y mi fin... mi prosa. Para aquellos que no pasan por su mejor momento, y para aquellos amantes del melodrama, les dedico estos versos no escritos en verso, en prosa, sobre mi propio drama...
El problema siempre tiene solución, al final, ya resuelto, lo miras y dices claro, como me he podido agobiar por la búsqueda de una solución tan simple y sencilla como esta..." Pero realmente cuando estas dentro del problema, no te das cuenta, no aprecias la realidad, el ser humano no es para nada objetivo y nunca lo será, buscamos el bien propio a toda costa, y en su día nos saldrá caro. Sin embargo, cuando estamos en nuestra nube pomposa de problemas es como la vida, una cosa trae la otra y el problema llama al problema... y uno tras otro sin respiro, te agobias tanto por la presión ejercida por cada uno de ellos que no sabes qué pensar y cual resolver primero y finalmente no resuelves ninguno, pobre de nosotros. Luego vienen los amigos, que en mi caso sinceramente, sí me han llegado a ayudar para ver las cosas claras más de una vez, pero realmente los problemas problemas nunca los resuelven, lo tienen que vivir en su propia carne para dar una opinión válida, existen los apoyos, los ánimos; no sirve de nada, estas tan hundido... Por otra parte, no digo que lo dejéis de hacer, fuimos hechos para apoyarnos los unos a los otros y así debe ser... yo simplemente doy una ridícula y espesa, sin ser [por supuesto] nada objetiva, visión de la vida vivida ...en esos 194 meses vividos he viajado mucho [afortunadamente], me he peleado mucho, afortunadamente también, porque es casi lo que mas me ha enseñado después, claro está, de mis padres; también he amado y (supongo) que por alguna insignificante persona dentro de estas 6.000 millones de personas sobre la faz de la tierra, he sido amado. Todo esto solamente me lleva a pensar que he vivido, me queda mucho , pero las bases están colocadas, una educación, una enseñanza, una disciplina, regia y en su justa medida. ¿Pero merece la pena agobiarse en esta vida de apróximadamente de 1018 meses en los cuales ya he gastado parte de los mejores, esos 194 meses iniciales ? ¿ Lo merece ? Claro que NO, daros cuenta vosotros, sí vosotros que me acompañáis a lo largo de la vida: padres, hermanos, tíos, abuelos, primos, amigos... Daros cuenta, que estáis en frente de una persona muy sentimental, melancólica, romanticona, pensativa, dubitativa, espiritual y en sí mismo especial, el cual [he aquí presente] no quiere más agobios, soy el peor aliado de los problemas aunque a veces sea amigo del diablo, únicamente para protegerme de lo ridículo y humillado que a veces me siento...
Creado y tecleado por "Aquel chico..." a las 22:10:00
Un hueco lleno de vacío
En tiempo de crisis a menudo me pregunto, ¿por qué en esta vida es todo tan injusto?. Parece que todo lo que me rodea es una fusta que me golpea y me marca a fuego la conciencia con sus hierros "tristeza" y "dolor". Dejando una huella inquebrantable en mí. Un buen amigo, cuya vida fue injustamente valorada y de tal modo arrancada, una tarde peculiar pero solemne me dijo: "un buen aprendiz, reconoce el error"; no pude sino agradecerle hasta el día señalado todo lo que me habían servido las seis palabras que su boca pronunció aquella tarde. Sabeis?. El órgano que me mantiene vivo, al mismo tiempo me mata, ese corazón que por un segundo fue mío siente tu ausencia. Por qué no vuelves? Quiero tener tu presencia que me infla el espíritu e imaginar la felicidad no sólo desde la razón sino también con tiempo y dedicación. Porque entre tú y yo había lazos muy estrechos. Esos lazos que semana tras semana volviamos a unir, ese lazo de amistad fue lo que me ahogó, lo que sentí en el cuello el día que dejaste de ser amigo para pasar a ser ejemplo de vida. No te preocupes, ese día aguanté todo el tiempo que pude las lágrimas que tanto merecías, pero ante mis ojos tu rostro sonreía y siempre me decías: "venga chaval, vive la vida !!".
Creado y tecleado por "Aquel chico..." a las 13:51:00
11 septiembre 2007
Sangre de Pluma
Y una vez más, me dispuse a coger la pluma para dejar caer las gotas de tinta que pintan mi vida. Gotas de sufrimiento, dolor y angustia a las que me someto... gotas que retumban en el silecio de mudos; gotas que hacen de cada golpe o destello de luz, un mundo inigualable en el que todos quisiéramos vivir. Es ahí, donde en el eco del golpe de una gota de mi pluma al caer, se mezcla con una lágrima que se apuró a salir de mis ojos perdidos sobre el papel; borrando así, las líneas más bonitas que jamás recité... fue de aquel modo como me di cuenta, desperté y reaccioné ante el estímulo que me hacía sentir y palpitar una sención inconfundible. Aquel momento, en el que la aguja del reloj jugaba conmigo, fue el día que lloré pensando en ti, en ese paraíso idílico y extraterrenal en el que sueño con sólo ver una sonrisa que esboza tu boca. Me quedé en silencio y mientras mi pluma seguía sangrando, me acordé de esa amistad inconfundible y veraz que apoyas día a día más allá de cualquier tipo de interferencia u obstáculo... esa gota, aquella partícula de tinta que cayó desde mi pluma.... fue la gota, que puso punto y final a este poema. Sin ella, no acabarían estos versos, y sin ti, no tendría sentido escribir...
Creado y tecleado por "Aquel chico..." a las 15:27:00
* Philosophia Perennis *
- "Todas son mentiras, no mentiras mias, mentiras del arte que represento; porque todas las artes mienten. Yo no le creo jamás a los poetas, son tan mentirosos... Claro que me encanta que me mientan, lo hacen tan bellamente" (René Lavand)
- "Soy Máximo Décimo Meridio,capitán del ejercito Phoenix, general de las tropas del norte, padre de un hijo asesinado, esposo de una mujer asesinada, y encontraré mi venganza en esta vida o en la otra" (Gladiator)
- "La única misión del artista es convencer al mundo de la verdad de su propia mentira" (Pablo Picasso)
- "Escúchame Truman... Ahí fuera no hay mas verdad que la que hay en el mundo que he creado para ti" (The Truman Show)
- "No se trata de romper ventanas, ni farolas, ni de caras, mejor romper conciencias equivocadas" (Macaco)
- "...y cuando vuele, dile a la luna que me escuche; contaré que sus consejos son el arma para que yo luche" (Nach)
- "Buenos días... y por si no volvemos a vernos: benos días, buenas tardes y buenas noches" (The Truman Show)
- "Siempre fiel a sus principios, pero nunca fiel a sus finales" ("Aquel chico...")
- “No pienses que puedes, sabes que puedes.” (The Matrix)
- "Pase lo que pase, no dejes de ser tú mismo." (Billy Elliot)
- "No hay preguntas sin respuestas, sólo preguntas mal formuladas" (The Matrix)
- "Los honestos son inadaptados sociales." (Les Luthiers)
- "Elección. El problema es la elección" (The Matrix)
- "Puede que yo no sea muy listo, pero si sé lo que es el amor." (Forrest Gump)
- "Todo tiempo pasado fue anterior." (Les Luthiers)